miércoles, 10 de noviembre de 2021

MEMORIAS DEL JB IBUNAM: LA COLECCIÓN NACIONAL DE AGAVÁCEAS Y NOLINÁCEAS DEL JARDÍN BOTÁNICO Y EL PRIMER SIMPOSIO INTERNACIONAL SOBRE AGAVÁCEAS

PRIMER DIA


Los magueyes y plantas relacionadas como izotes o yucas, amoles, sotoles, cucharillas y patas de elefante forman parte de una de las colecciones más interesantes del Jardín Botánico, por lo que fueron del interés de la Institución desde que fue fundado en 1959; se recolectaron en varias expediciones por toda la República mexicana y muchas de ellas (las más grandes) aún se encuentran en el jardín y podemos admirarlas; en otros casos, como el de los magueyes pulqueros, vemos a sus descendientes, los cuales se han perpetuado a través de hijuelos. 

Trabajo de renovación de la Colección
En 1989, el Jardín Botánico del Instituto de Biología dio inicio a una segunda etapa en el desarrollo de la Colección; se hicieron nuevas salidas de campo para recolectar diferentes especies y se acondicionaron las jardineras, además de renovar las colecciones casi en su totalidad. Después de cinco años de trabajo, en 1994 las labores se dieron por concluidas con las condiciones adecuadas para su inauguración. Para celebrar tal acontecimiento, se decidió proponerla como “Colección Nacional” a la Asociación Mexicana de Jardines Botánicos, A.C. (AMJB), que desde 1991 conceptualizaba que “la creación de estas colecciones representaban un paso adelante en la planeación, la optimización de los recursos económicos y la política de conservación en el país”. Los requisitos de dicha organización para éste nombramiento establecían que debía ser la más diversa y completa del grupo en el ámbito nacional, la más activa, tener propósitos de investigación y divulgación, así como estar bajo la supervisión del especialista del grupo, precisiones con las que se cumplía totalmente. Así, el 27 de octubre de 1994, el Jardín Botánico recibió el reconocimiento por parte de la Presidenta de la AMJB, la M. en C. Edelmira Linares Mazari.

Inauguración de la Colección Nacional de Agaváceas y Nolináceas del Jardín Botánico IBUNAM


 Para respaldar este acontecimiento, se decidió realizar la inauguración en el marco de un evento importante, para ello, en coordinación con el “Grupo Académico para el Estudio de las Agaváceas”, creado durante el XII Congreso Mexicano de Botánica en la Ciudad de Mérida, Yucatán, en octubre de 1993 y cuyo objetivo principal era impulsar el conocimiento biológico del grupo, se propuso organizar el Primer Simposio Internacional Sobre Agaváceas, el cual se celebró del 9 al 11 de noviembre de 1994 en el Auditorio del Jardín Botánico del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). 

Asistentes del Primer Simposio Internacional sobre Agaváceas, auditorio del JB IBUNAM (1994)


En palabras del Dr. Antonio Lot, Director del Instituto en ese año, “la idea y el hecho de haber organizado este Simposio en México es muy significativo, por lo que representa este interesante grupo de plantas en cuanto a su origen, diversificación y distribución en el continente americano y el mundo”. El Dr. Robert Bye, Director del Jardín Botánico, propuso que el evento fuera dedicado a la memoria del Dr. Howard Scott Gentry, (10 de diciembre de 1903 – 01 de abril de 1993), de quien fue alumno y trabajó con él en las sierras y barrancas del oeste de Chihuahua. El Dr. Bye escribió la biografía de la vida y obra de este viejo mezcalero, como lo definió, señalando que “los estudios de Agave en el siglo XX fueron personificados por el incansable Gentry, quién desarrolló el concepto de la «simbiosis entre el Agave y el hombre”, lo cual plasmó en diferentes publicaciones a lo largo de varias décadas, pero principalmente en su clásica monografía publicada en 1982, Agaves of Continental North America.

El Comité Organizador del evento estuvo conformado por: M. en C. Abisaí Josué García Mendoza, Dra. Raquel Galván Villanueva, Dr. Robert Bye Boettler, Biól. Felipe Palma Cruz y M. en C. Ana Valenzuela Zapata.  


El simposio reunió a 86 participantes de 21 instituciones nacionales y 9 extranjeras, autores de 40 trabajos que versaron sobre diversos aspectos de la biología y la conservación de las Agavaceae y Nolinaceae. Destacaron las contribuciones en etnobotánica y botánica económica, taxonómicas con análisis filogenéticos basados en la morfología y biología molecular, citogenética, palinología, florística, ecología, biología de la reproducción y manejo y conservación. Entre los participantes distinguidos estuvieron los doctores Alberto Álvarez de Zayas (Universidad de la Habana, Cuba), M. en C. Edelmira Linares (Asociación Mexicana de Jardines Botánicos, A.C.), David Bogler y Karen H. Clary (University of Texas, Austin), Héctor T. Arita, Luis Eguiarte Fruns (Centro de Ecología, UNAM), Isidro Castorena Sánchez, Patricia Colunga (Centro de Investigación Científica de Yucatán, A.C.), Wendy Hodgson, Elizabeth Slauson (Desert Botanical Garden, Phoenix, Arizona), Tucson, Arizona, Park S. Nobel (University of California, Los Ángeles), Luis Hernández Sandoval (Instituto de Ecología y Alimentos, Universidad Autónoma de Tamaulipas), Hugh W. Pritchard (Royal Botanic Gardens, Kew, Inglaterra), Edmundo García Moya (Colegio de Postgraduados), Wilfrido Márquez (Instituto de Ecología, Secretaría de Desarrollo Social), Gary P. Nabhan (Arizona-Sonora Museum), Robert Bye (Jardín Botánico, UNAM), etcétera. Para reunir a estas personalidades, se recibió apoyo económico de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, Sociedad Botánica de México, Red Latinoamericana de Botánica, El Consejo Británico, Intercambio Académico, UNAM y el propio Jardín Botánico. La Exposición Etnobotánica fue montada por el Área de Difusión y Educación del Jardín Botánico, IB-UNAM.

Primer Simposio Internacional sobre Agaváceas (1994)

El Comité de Apoyo en la organización del Simposio, programa, inauguración y de la exposición etnobotánica estuvo integrado por el personal del Área de Difusión del Jardín Botánico y algunos estudiantes: Carmen C. Hernández Zacarías, Teodolinda Balcázar Sol, Elia Herrera Torralba, Luz María Rangel Guerrero, Alejandro Castañeda Rojas, Aída Téllez Velasco, Ulises Guzmán Cruz y Jorge Saldívar Sandoval.


SEGUNDO DIA


El 11 de noviembre de 1994 fue inaugurada la Colección Nacional De Agaváceas Y Nolináceas Del Jardín Botánico por el Dr. José Sarukhán Kermez, Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México. En la Ceremonia Protocolaria, además del Rector, se contó con la presencia del Dr. Antonio Lot (Director del Instituto de Biología), Dr. Robert Bye (Director del Jardín Botánico), M. en C. Edelmira Linares (Presidenta de la Asociación Mexicana de Jardines Botánicos, A.C.) y como presentadora M. en C. Ana Valenzuela.


Después de escuchar los mensajes de las Autoridades Universitarias, nos dirigimos a la Colección, donde el Dr. Sarukhán cortó el listón, se dio una visita guiada (por el que escribe esto), recalcando el esfuerzo que la Universidad hace por mantener una colección que representa una de las familias de plantas con gran importancia biológica, cultural y económica en México. Al final del recorrido, tuvimos la oportunidad de degustar “aguamiel” de un maguey pulquero, que fue preparado para el evento. El néctar de la planta se distribuyó en pequeñas jícaras que circularon entre algunos participantes. 


De izq. a der. M. en C. Edelmira Linares, Dr. Robert Bye, Dr. José Sarukhán, Dr. Abisaí García. 


La Colección Nacional de Agaváceas y Nolináceas tiene 148 especies, que representaban 72% de las especies del país, 85 de ellas pertenecían al género Agave. Las plantas son el respaldo de diferentes proyectos taxonómicos, florísticos, etnobotánicos, moleculares, anatómicos, bioquímicos, de biología de la reproducción, etcétera. La colecta de plantas vivas para el jardín también incluye ejemplares secos herborizados para el Herbario Nacional de México MEXU, de tal suerte que gracias a su constante enriquecimiento, la colección de agaváceas y nolináceas en dicho herbario es la de mayor riqueza en el mundo. También hay colecciones paralelas de fotografías, diapositivas en marco de cartón y ahora digitales, flores en alcohol, frutos y semillas, fibras y una colección etnobotánica que incluye artesanías, herramientas de extracción, bebidas y otros productos diversos. 

Colección Nacional de Agaváceas y Nolináceas del 
JB IBUNAM durante su inauguración


Ana Valenzuela en la presentación
del libro "El agave tequilero: su
cultivo e industrialización"


Una vez finalizada la visita, y casi al término del evento, por la tarde se realizó la presentación del libro El agave tequilero: su cultivo e industrialización, escrito por Ana Valenzuela, y al finalizar se rifaron entre los presentes varios ejemplares de The Agave family in Sonora, del Dr. Gentry, donados amablemente por la biblioteca del Desert Botanical Garden.


Del 4 al 6 de abril de 2019, el Jardín Botánico celebró los 25 años de la colección, donde la Asociación Mexicana de Jardines Botánicos, A.C. y el Instituto de Biología ratificaron el privilegio de “Colección Nacional”, recibiendo del M. en C. Orlik Gómez, Presidente de la Asociación, y del Dr. Víctor M. Sánchez-Cordero Dávila, director del Instituto, tal distinción.


Robert Bye Boettler, Isidro Castorena, Luis Eguiarte, Aurora Chimal, Luis Hernández. Olle Pellmyr, Karen H. Clary, Gary P. Nabhan, Juan José López, Abisaí García, Alberto Álvarez de Zayas, David J. Bogler, Jaime Rivera, Edmundo García Moya, Park S. Nobel, Hugh W. Pritchard, Edelmira Linares, Elia Granados, Teodolinda Balcázar, Elia Herrera, Esperanza Ávila, Francisco Basurto, Enrique Cordero, Raquel, Galván Villanueva, María Teresa García, Laura de la Rosa, Alejandro Gutiérrez, Santiago Arizaga, Carmen C. Hernández, Ulises Guzmán, Ana Valenzuela Zapata, Jerónimo Reyes, Rocío José Jacinto, Felipe Palma, María de Lourdes Vargas, Eloy Solano, Carlos Castillejos Cruz, Beatriz Ludlow Wiechers, Diane Barker, Edith Villavicencio, Lilian López Chávez, Leticia Chávez, Aida Téllez, Luz María Rangel, Celia Arroyo.



Autor: Dr. Abisaí García Mendoza

Corrector de estilo: Lic. Agustín Guzmán Melchor



jueves, 22 de abril de 2021

Ser amigables con el ambiente nos alimentará


La biodiversidad es un término muy escuchado en tiempos recientes, debido a que día a día perdemos una gran cantidad de ella por diferentes causas relacionadas a la actividad humana y a las nuevas condiciones ambientales. A pesar de que a cada minuto hacemos uso de la biodiversidad, a veces no tenemos muy clara su importancia o qué es exactamente. 

Comencemos por definir qué es biodiversidad, en particular la agrobiodiversidad. El término se refiere a todas las especies vegetales, animales, hongos y microorganismos asociados a la producción de alimentos, materias primas y sus parientes silvestres. Y cuando nos referimos a agrobiodiversidad esto incluye a los organismos domesticados, a sus parientes silvestres y a las especies con las que interactúan, como los polinizadores, depredadores o parásitos (1999, 2016; Crowley et al., 2007; Moreno-Calles et al., 2013; Casas et al., 2016a).

El término agrobiodiversidad también hace referencia a los genes de las especies, poblaciones, comunidades y ecosistemas (Jakson et al., 2005). Por ejemplo, ¿han observado los maíces nativos? ¡Son de variados tamaños y colores! Esas cualidades son un reflejo de su diversidad genética (Sánchez, 2011). Ahora imagina una parcela donde se siembra maíz rojo, azul y blanco. En dicha parcela llega un patógeno (organismo que daña a la planta) que infecta y mata a la mayoría de los maíces blancos. En cambio, los maíces rojos y azules son resistentes a este patógeno y aún se obtiene una cosecha. Este es un ejemplo de cómo la variabilidad genética dentro de una parcela puede evitar que se pierda la totalidad de la cosecha a causa de un evento inesperado (Figura 1).

Figura 1. El maíz, a pesar de ser una sola especie, presenta una alta variedad de razas, producto de su diversidad genética.


Ahora que ya sabemos a qué se refiere la agrobiodiversidad, podemos asegurar que es la piedra angular dela alimentación en el mundo. Sobre todo porque la diversidad genética es lo que permite la adaptación de los sistemas de producción alimentaria ante ambientes cambiantes y fenómenos climáticos extremos (Wilkes, 1992; Hayward et al., 2015). Por desgracia, en varias partes del mundo la agrobiodiversidad se está perdiendo (Figura 2).

Figura 2. Pérdida de diversidad de variedades vegetales de 1903 a 1980 en EUA. Tomado de: Tomanio J. (2011). Dwindling Food Variety.


A partir de la revolución verde, la tendencia en la agricultura ha sido cambiar la siembra de variedades nativas y el uso de prácticas tradicionales por el cultivo intensivo, en el que se usan pocas variedades de alto rendimiento (bajo condiciones muy específicas) que requieren métodos agrícolas estandarizados que han deteriorado el suelo y la biodiversidad (Brown, 1975 en Cohen y Galinat, 1984, Jardón y Benítez, 2016). El uso extensivo de las variedades de alto rendimiento también deja muy susceptible a la agroindustria ante plagas y enfermedades emergentes, a causa de que la diversidad genética que tienen es mínima (Wilkes, 1992). Los paquetes tecnológicos de la agricultura extensiva, además del daño ambiental que ocasionan, están lejos de poder erradicar el hambre, por lo que se requiere que probemos alternativas (Jardón y Benítez, 2016). ¿Cuáles alternativas tenemos para asegurar nuestra alimentación a largo plazo siendo amigables con la biodiversidad? Se estima que el 70% de la población mundial es alimentada por redes de producción campesinas que sólo usan 25% de los recursos disponibles (agua, terreno y combustibles fósiles); mientras que la agroindustria utiliza 75% de recursos agrícolas y sólo provee de alimento a 30% de personas en el mundo (ETC Group, 2017).


 Figura 3. La conservación in situ como una propuesta
para la conservación de la diversidad biológica y el
patrimonio biocultural.
Otro punto importante es encontrar estrategias que permitan la conservación de la agrobiodiversidad. En la actualidad, contamos con dos tipos de estrategias para la conservación, el primer tipo son las estrategias in situ, las cuales se refieren a la conservación de la agrobiodiversidad en el ambiente donde se desarrolla y relaciona de manera natural, y donde se han dado los procesos ecológicos y sociales que continuamente originan y mantienen la agrobiodiversidad, que incluyen la domesticación, el mejoramiento y el intercambio de semillas que aún se llevan a cabo en la agricultura campesina de México (Boege, 2008; Jardón y Benítez, 2016) (Figura 3).


A pesar de que las estrategias in situ son las más integrales y deseables para la conservación, también es necesaria la conservación ex situ, ya que se respalda la agrobiodiversidad que está en fuerte peligro de desaparecer de la naturaleza y de los ecosistemas con mayor presencia humana (Cohen et al., 1991; Wyse Jackson y Sutherland, 2000). Entre las estrategias de conservación ex situ podemos encontrar la creación de bancos de semillas, bancos de ADN, bancos de polen, bancos de material in vitro y colecciones dentro de jardínes botánicos. Estos últimos son colecciones vivientes de ejemplares que se mantienen para estar disponibles a lo largo del tiempo. También se realiza investigación referente a la agrobiodiversidad y a la biodiversidad de plantas en general (Cristín y Perrilliat, 2011).


Figura 4. Las dietas sostenibles conllevan el consumo
variado de especies de plantas, y apoyan la economía
de productores nacionales/locales.
Cabe mencionar que la conservación debe ser tarea de todos los que hacemos uso de la agrobiodiversidad, pero ¿y si vivo en la ciudad cómo lo hago? Una manera en la que la ciudadanía puede apoyar en la conservación es mediante la adopción de dietas sostenibles, en las que se promueve el consumo de especies con alto valor nutricional y se incluyen diversas variedades de plantas, así como especies silvestres subutilizadas (Figura 4).

Es importante reflexionar que, a lo largo de la historia, se han observado las consecuencias de adoptar prácticas agrícolas intensivas sin tomar en cuenta la gran agrobiodiversidad disponible. Uno de los ejemplos con consecuencias más devastadoras es la Gran Hambruna que tuvo lugar en Irlanda entre 1845 y 1852, donde un millón de irlandeses murieron y otros dos millones emigraron. Las causas de esta hambruna están asociadas a la disolución de las dinámicas sociales que posibilitaron la agricultura tradicional y a las políticas externas del imperio Británico, pero sobre todo a que el pilar de la alimentación de Irlanda era la papa. Así que cuando el protista Phytophthora infestans llegó a Irlanda, encontró un ecosistema con amplios monocultivos de papa, donde pudo desarrollarse de manera muy rápida y efectiva. Una vez que los cultivos de papa se perdieron, los habitantes de la isla no tuvieron más sustento (Vandermeer, 2011) (Figura 5).


Figura 5. Escultura de Rowan Gillespi que hace homenaje a las personas de Irlanda que tuvieron que emigrar por la Gran Hambruna. Tomado de: Cogswell R. (2018). The Famine Memorial. 


Entonces, queda claro que la agrobiodiversidad es un componente muy importante para la producción de alimentos en el mundo y que se necesitan estrategias dirigidas a conservarla y que reconozcan a la agrobiodiversidad como un elemento que está embebido en un contexto ecológico y social, donde se promueve la existencia de redes alimentarias campesinas; asimismo, se necesitan las colecciones, como los jardines botánicos y bancos de germoplasma, en donde se pueden mantener semillas y plantas in vitro por largos periodos de tiempo.

Autores: 

María Guadalupe León Jiménez
Daniel Morales Villegas
José Carlos Moreno Juárez
Amanda Sofía Arana González
Manuel Adrián Gutiérrez Alejo

Referencias

● Bazile D. (Coord.). (2011). Agrobiodiversidad: derechos de propiedad intelectual sobre lo vivo y el mejoramiento de especies agrícolas. Le Monde Diplomatique. pág. 9.
● Casas A, Vallejo M. (2019). Agroecología y agrobiodiversidad. En: Merino PL Crisis ambiental en México. Ruta para el cambio. Universidad Nacional Autónoma de México, México pp.99-117.
● Cohen J, Galinat W. (1984). Potential Use of Alien Germplasm for Maize Improvement 1. Crop Science 24: 1011-1015.
● Cristín A, Perrilliat M. (2011). Las colecciones científicas y la protección del patrimonio paleontológico. Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana, 63(3), 421-427.
● Jardón B, Benítez K. (2016). La comunidad agroecológica como unidad ecológica, de domesticación y conservación. En: Guerrero MO, Valadez BE, Vizcaya X. Naturaleza, Ciencia y Sociedad: 40 años de pensamiento crítico interdisciplinario en la Facultad de Ciencias. CopIt-arXives y Facultad de Ciencias, Ciudad de México, pp. 77-89.
● Hayward A, Tollenaere R, Dalton-Morgan J, Batley J. (2015). Molecular marker application in plants. En: Batley J. Plant Genotyping: Methods in Molecular Biology. Nueva York: Humana Press, pp. 13-27.
● Sánchez G. (2011). Diversidad del Maíz y el Teocintle. Informe preparado para el proyecto: “Recopilación, generación, actualización y análisis de información acerca de la diversidad genética de maíces y sus parientes silvestres en México”. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México.
● Vandermeer J. (2011). Ecologý of Agroecosystems. Jones and Bartlett Publishers. Massachusetts, 4 p.p.
● Wilkes G. (1992). Issues in Agriculture 5: Strategies for Sustaining Crop Germplasm Preservation, Enhancement, and Use. Consultative Group on International Agricultural Research, Washington D.C. 47 pp.
● Tomanio J. (2011). Dwindling Food Variety. https://www.nationalgeographic.org/media/infographic-design/
● Cogswell R. (2018). The Famine Memorial. https://www.flickr.com/photos/22711505@N05/45460003645

JOYA UNIVERSITARIA: JARDÍN BOTÁNICO IBUNAM

El Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM (JB), fue fundado en el año de 1959 por los botánicos Faustino Miranda y Manuel Ruiz Oronoz, con el apoyo del Dr. Efrén C. del Pozo (en ese año, Secretario General de la UNAM) y el entonces rector, Nabor Carrillo.

En la fotografía: Dr. Manuel Ruiz-Oronoz
y Dr. Faustino Miranda González.
Fotografía del Instituto de Biología, UNAM.

La creación del Jardín Botánico de la UNAM surgió por la necesidad de sustituir la desaparición del Jardín Botánico de Chapultepec (desaparecido en ese entonces, y reinaugurado en el año 2006); además de asignar una nueva visión dirigida a la enseñanza, la difusión cultural y la investigación científica de la botánica. Lo anterior con el objetivo de investigar la diversidad, el uso, manejo e importancia cultural de la flora mexicana, además de promover su conservación in situ y ex situ en la sociedad.


El Dr. Miranda, junto con sus colegas Arturo Gómez-Pompa y Javier Valdés, además de algunos estudiantes, se dieron a la tarea de realizar una colecta de ejemplares diferentes que se encontraran en todo el país, con la intención de mantener una colección de plantas vivas representativas de todo México. Para el montaje de este nuevo espacio, el equipo encabezado por el Dr. Miranda incluyó tareas de siembra en el pedregal de San Ángel, para incorporar las plantas colectadas provenientes de las selvas tropicales y zonas áridas de México. 


El Dr. Miranda en un recorrido
por el Invernadero "Faustino Miranda".

Algunos años después, durante la rectoría de Ignacio Chávez, el 8 de febrero de 1965 el JB pasó a formar parte del Instituto de Biología, con la intención de dar lugar al crecimiento de la botánica moderna en México.


Las primeras colecciones con las que se inició el Jardín Botánico fueron: cactáceas y plantas tropicales (especialmente orquídeas). En la actualidad, son ya 14 colecciones las que alberga, entre ellas, se mantiene la Colección Nacional de Nopales, Agaváceas y Nolináceas y Crasuláceas.  


Las 14 colecciones que conforman el Jardín Botánico están divididas en dos tipos:


Colección de plantas acuáticas del JB IBUNAM.

Taxonómicas, donde las plantas están agrupadas por familias, como son: Colección de cactáceas y nopales silvestres, Colección nacional de agaváceas y nolináceas, Colección de crasuláceas, Colección de orquídeas y Colección de dalias.


Temáticas, agrupadas como: Arboretum, Plantas acuáticas, Jardín del Desierto "Helia Bravo", Jardín etnobiológico, Jardín ecológico, Plantas Tropicales del Invernadero “Faustino Miranda”, Plantas Tropicales del Invernadero “Ruiz Oronoz”, Jardín evolutivo y Jardín rupícola.



Geográficamente, el JB está formado por dos espacios, ubicados en zonas distintas de Ciudad Universitaria: 



1. El invernadero Faustino Miranda”. Ubicado en el circuito interior, cerca del Instituto de Investigaciones Matemáticas Aplicadas a Sistemas (IMAS).


En la construcción del Invernadero "Faustino Miranda"

2. El Jardín Botánico Exterior. Se encuentra en el circuito exterior, a un costado del Instituto de Biología, donde están las instalaciones del Jardín y las 14 colecciones botánicas. 


Colección Nacional de Agaváceas y Nolináceas del JB IBUNAM.

El Jardín Botánico Exterior cuenta con una superficie de 12.6 hectáreas, desempeña dos roles cruciales en la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, el primero como zona de amortiguamiento poco alterada, es decir, su papel es minimizar el impacto de la acción humana en los espacios circundantes de la Reserva; el segundo es su importancia en la recarga de mantos acuíferos de la Ciudad de México.


Desde su inicio y hasta la fecha, el servicio que ha brindado el JB al sector educativo es invaluable. La actividad educativa partió desde recorridos que permitían conocer de primera vista la diversidad vegetal mexicana, y que hoy en día han evolucionado de tal manera que la oferta educativa es prolífica y se adecúa a las necesidades actuales de la sociedad. 



A partir de esto, se han diversificado no sólo las actividades, sino también los públicos y los objetivos educativos, que siempre están en función de cumplir la Estrategia Mexicana para la Conservación Vegetal, dando lugar a la promoción de la educación y cultura ambiental a favor del conocimiento, conservación y el uso sostenible de la flora nativa del país, a través de las actividades enfocadas a la divulgación de la botánica; ejemplo de esto es el ya emblemático Día Nacional de los Jardines Botánicos”, donde el personal académico sale de sus laboratorios, realizan actividades educativas y tienen contacto con los visitantes,  con la finalidad de hacer de acceso público el trabajo y el impacto social de los proyectos que se llevan a cabo en la institución. Este año, debido a la contigencia sanitaria por la pandemia por COVID-19, dicho evento se realizó de forma totalmente virtual, ofreciendo a la comunidad 44 actividades diferentes como demostraciones, infografías, cápsulas, podcast, hilos de tuit, entradas de blog y conferencias, las cuales podrás encontrar en las diferentes plataformas de redes sociales del Jardín Botánico.

Lo anterior nos da un panorama claro del porqué en muchos lugares este Jardín es considerado el JB nacional, y un referente de otros jardines botánicos, no sólo por su larga trayectoria en estudios sistemáticos sobre cactáceas y agaváceas, sino por las proezas en proyectos de conservación y en los ámbitos de educación ambiental y divulgación de la botánica. 


¡Este 2021 se cumplen 62 años de celebrar la diversidad vegetal mexicana!



Otros personajes importantes que participaron en la fundación del Jardín Botánico:


  • Teófilo Herrera
  • Eizi Matuda
  • Otto Nogel
  • Helia Bravo
  • Francisco González M.
  • Hermilo Quero
  • Claudio Delgadillo
  • Mario Sousa

Autora: Salma Gómez Ibarra


Fuentes bibliográficas


Caballero, N.J. (coord.). (2012). Jardines botánicos: contribución a la conservación vegetal de México. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. México.


Instituto de Biología, UNAM. Disponible en: http://www.ib.unam.mx/estructura-interna/acerca-de


Valdés, G. J. (1990). 60 años del Instituto de Biología. Revista Ciencias, n° 18. Disponible en: https://www.revistaciencias.unam.mx/es/166-revistas/revista-ciencias-18/1486-sesenta-a%C3%B1os-del-instituto-de-biolog%C3%ADa.html


Vovides, A. P., Linares, E., & Bye, R. (2010). Jardines botánicos de méxico: historia y perspectivas. Secretaría de Estado de Veracruz.

viernes, 26 de marzo de 2021

92 años de ciencia: Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México

92 años de ciencia: 

Instituto de Biología de la UNAM





Resulta absurdo tratar de contar la historia de una institución que por 92 años ha logrado ser un centro generador de conocimiento, pero sí podemos contar un poco de sus inicios y sus funciones. Antes de comenzar, habrá que considerar que esta gran historia comenzó en el año de 1929 en un México liderado por el presidente Emilio Portes Gil. Durante su mandato, se enfrentó a varias situaciones como la Guerra Cristera, y la huelga estudiantil de la Universidad Nacional, que en últimas instancias lo motivó a otorgar la autonomía a la Universidad.


Emilio Portes Gil y la comisión de estudiantes
















Isaac Ochoterena
Es así como nace el Instituto de Biología, fundado el 09 de noviembre de 1929, mismo año en que se le dio la autonomía a la Universidad Nacional de México, y en que el Gobierno Federal entregó a la Universidad una parte del patrimonio que mantenía en su poder la extinta Dirección de Estudios Biológicos de la Secretaría de Fomento, Colonización e Industria, que dirigía Alfonso Luis Herrera (1868-1942). Como parte de este nuevo legado, la ya decretada Universidad Nacional Autónoma de México decide nombrar a Isaac Ochoterena (1885-1950) director del Instituto de Biología. 


Para los años en que inició, quedarían bajo custodia del Instituto, la Casa del Lago y la Casa de la Reja del Bosque de Chapultepec, el Museo de Historia Natural establecido en la Colonia de Santa María de la Ribera (ahora Museo del Chopo), las colecciones biológicas y el acervo bibliográfico que había mantenido hasta la fecha la Dirección de Estudios Biológicos. Es en la Casa del Lago donde se alojó el Instituto de Biología (IB) hasta 1954, cuando el IB se muda a Ciudad Universitaria, por lo cual cede la administración de La Casa del Lago y el Museo del Chopo a la Dirección General de Difusión Cultural de la UNAM; y la Casa de la Reja a la administración del Bosque de Chapultepec. De 1954 a 1972, el edificio del IB estuvo ubicado entre la Facultad de Medicina Veterinaria y el Instituto de Investigaciones Biomédicas. A partir de 1972 hasta hoy en día, el Instituto de Biología lo encontramos en el tercer circuito exterior de Ciudad Universitaria, esta última mudanza se debió a la necesidad de concentrar todos los institutos de investigación científica en el lado oriente de Ciudad Universitaria.

Edificio del Instituto de Biología, UNAM

Desde sus orígenes, ha sido una de las más grandes e importantes dependencias universitarias dedicadas a la investigación científica. La mayor parte de sus proyectos están dedicados a enriquecer el conocimiento sobre la biodiversidad existente del país, al enfatizar su composición, distribución, origen y uso potencial. Además, ha mantenido la responsabilidad de formar, enriquecer, custodiar, y estudiar las Colecciones Biológicas Nacionales. Forma parte de los elementos fundamentales para la realización de las investigaciones, ya que son un valioso patrimonio de la UNAM y de México, por el gran acervo informativo sobre la biodiversidad del país.
El Instituto de Biología es depositario de las Colecciones Biológicas Nacionales, ya que resguarda este legado patrimonial desde finales del siglo XIX, lo cual fue decretado oficialmente en 1929 por Emilio Portes Gil. En la actualidad, en el IB se encuentran 11 Colecciones Biológicas Nacionales: Helmintos, Insectos, Moluscos, Peces, Ácaros, Anfibios y Reptiles, Arácnidos, Aves, Crustáceos, Mamíferos y el Herbario Nacional de México (MEXU) con más de 1,300,000 ejemplares. A esto se suman las colecciones del área de botánica sin nombramiento nacional, como la Colección de Algas, de Hongos, de Líquenes, de Briofitas, de Plantas Vasculares, la Colección Etnobotánica, la de Frutos y Semillas, la Palinoteca y la Colección de Maderas. 

Jardín Botánico IB-UNAM


El Instituto está formado por cinco unidades de investigación: el departamento de Botánica, el departamento de Zoología, Jardín Botánico, la estación de Biología tropical Los Tuxtlas (Veracruz) y la estación de Biología Chamela (Jalisco). Todo el trabajo que desarrolla el IB es posible gracias a la colaboración de aproximadamente 150 miembros partícipes en la investigación y difusión. 

Por todo lo anterior, celebramos 92 años de historia y conocimiento.


Fuentes bibliográficas:

CONABIO. (sn.f). Curiosos y Comprometidos: Instituto de Biología, UNAM. Disponible en: https://www.biodiversidad.gob.mx/biodiversidad/curiosos/sociedades/IB.php

Instituto de Biología, UNAM. Disponible en: http://www.ib.unam.mx/estructura-interna/acerca-de

Ledesma Mateos, I., & Barahona Echeverría, A. (1999). Alfonso Luis Herrera e Isaac Ochoterena: la institucionalización de la biología en México. Historia Mexicana, 48(3), 635-674. Recuperado de https://historiamexicana.colmex.mx/index.php/RHM/article/view/1253/2799

Valdés, G. J. (1990). 60 años del Instituto de Biología. Revista Ciencias, n° 18. Disponible en: https://www.revistaciencias.unam.mx/es/34-revistas/indices-revistas-ciencias/120-18-abril-1990.html

Fuentes fotográficas

Fotografía de Emilio Portes Gil y la comisión de estudiantes. Del Archivo histórico fotográfico: UNIVERSIDAD. Movimiento por la autonomía 1929. Archivo histórico, UNAM. Disponible en: http://www.ahunam.unam.mx/images/albums/2.11/album/12%20Movimiento%20por%20la%20Autonomia%201929/index.html#CU-004556.jpg

Isaac Ochoterena, retrato. Autor: Casasola: Fotógrafo. (1935). D.R. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México. Disponible en: https://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia:405620

Fotografía del Edificio del Instituto de Biología, UNAM. Autor: Creadores Universitarios. Disponible en: https://www.creadores.unam.mx/instituciones/instituto-de-biologia-unam/