miércoles, 11 de octubre de 2023

Copal: elemento central en la ofrenda de día de muertos

 

Desde la prehistoria los humanos rendimos homenaje a nuestros muertos, así lo atestiguan diversos hallazgos en contextos arqueológicos alrededor del mundo, en donde los difuntos eran enterrados con objetos y elementos valiosos para cada cultura que nos precedió. Muchos de estos elementos eran confeccionados o recolectados especialmente para acompañar al difunto en su viaje al otro mundo. Si bien es cierto que el culto a la muerte es universal, en México ha adquirido dimensiones especiales.  


Desde tiempos prehispánicos en Mesoamérica se ofrenda a los muertos y a diversas divinidades resina de copal, flores y velas. En la cosmovisión mesoamericana, morir sugería el comienzo de un viaje hacia el Mictlán, el reino de los muertos o el inframundo, en donde el espíritu conservaría su identidad hasta su destino final. Es por ello que los muertos eran enterrados con cerámica (platos, cuencos o cajetes), objetos tallados en piedra, conchas, huesos humanos y de otras especies, así como con restos de animales. Además, se depositaban objetos hechos con resina de copal en forma de figurillas antropomorfas, barras, esferas y bases de cuchillos de sacrificio. Estos elementos se han encontrado en las ofrendas prehispánicas, tal y como lo atestiguan los hallazgos en el Templo Mayor de Tenochtitlan y la Casa de las Ajaracas en la Ciudad de México. 


Figura 1. Aprovechamiento tradicional de resina de copal
(aparece Sr. Margarito Tajonar). Foto de Itzel Abad Fitz. 

Se ha documentado que la resina se utilizaba desde la época prehispánica en las ofrendas y también como tributo. Esta resina era extraída de árboles del género Bursera y Protium, principalmente (Figura 1). El copal estaba presente en diversas ceremonias y rituales importantes como son la petición de la lluvia y la cosecha. 


Actualmente en México y especialmente en las regiones indígenas, la celebración de Todos Santos o Día de Muertos es un acontecimiento especial en la vida de muchas comunidades. A pesar de la diversidad de culturas, la celebración tiene muchos elementos en común, ya que está relacionada con la ritualidad y la finalización del ciclo agrícola, en donde se agradece por la cosecha obtenida, particularmente del cultivo del maíz. En esta celebración se ofrenda, se honra y conmemora a los muertos y el copal es un elemento muy importante. A partir del 28 del mes de octubre y hasta el 2 de noviembre, se elaboran refinadas ofrendas en forma de altares. El intervalo de esta celebración puede variar dependiendo de la región cultural, de la forma y edad en que murió la persona, ya que en algunas zonas se despide a los muertos hasta el 30 de noviembre, lo cual coincide con la cosecha del maíz.


En la actualidad, las ofrendas a los muertos están constituidas por elementos simbólicos como flores, velas y copal, así como una gran diversidad de bebidas y alimentos. Otros objetos que la conforman son el papel picado, manteles bordados, imágenes de santos, fotografías de los difuntos, canastos de carrizo, pilas de platos y jarros de barro. En algunos lugares incorporan a esta ofrenda los utensilios de trabajo de los difuntos, así como prendas de vestir (vestidos, mandiles, pantalones, camisas, calzado, rebozos y sombreros). Todas estas prendas se compran ex profeso para la ocasión y de acuerdo al gusto del difunto (hombre o mujer). En el caso de las ofrendas a los niños, a menudo se le ponen juguetes, ya que se considera que los muertos se llevan estos objetos. 


Las ofrendas varían en sus elementos dependiendo de la región cultural, la edad y gustos de los difuntos. Por ejemplo, para los niños se suele ofrendar chocolate, tamales de dulce, golosinas y alimentos menos picosos y menos condimentados. Si los niños murieron siendo bebés se les pone también leche, situación contraria a las ofrendas de los adultos, las cuales pueden contener bebidas alcohólicas como mezcal, pulque, tequila y cerveza. Para esta celebración se junta la familia para la compra, colecta, preparación de los alimentos y la incorporación de todos estos elementos en los altares. Generalmente, las mujeres son las encargadas de cocinar los platillos, mientras que los hombres hacen las compras y la colecta de los víveres. 


Respecto a los elementos centrales, el Cempoalxúchitl (flor de muerto), el copal y las velas tienen un significado ritual. Se considera que los muertos se alimentan del olor, vapor y sabor de la ofrenda para regresar al otro mundo, por ello los alimentos deben estar recién elaborados para que guarden el calor y el sabor. Los pétalos de flores de Cempoalxúchitl constituyen además una guía en las ofrendas. Con estos se forma un camino desde la ofrenda en el interior de la casa del difunto hasta el exterior de la misma. Este camino está acompañado con el humo de copal. El humo de copal es considerado el elemento mediante el cual los difuntos se trasladan a la tierra. De esta forma las almas no se pierden y llegan a la casa correcta. En algunas regiones de México se suma a este camino las hojas de pino conocidas como ocoxal, que en conjunto también sirve de guía para los muertos. 


Figura 2. Resina de copal en penca de maguey en la tradicional 
ofrenda de día de muertos. Foto de Luis Sánchez Méndez.




















El copal es considerado otro elemento central de la ofrenda (Figura 2). El copal deriva del vocablo náhuatl copalli, que significa resina, la cual se quema en las brasas ardientes de los incensarios, sahumerios o sahumadores, conocidos como tecolcaxit; los cuales permanecen ardiendo durante toda la celebración de día de muertos. El humo blanco y aromático que emana del tecolcaxit o popochtli, limpia, purifica las energías del entorno, establece un vínculo sagrado, abre las procesiones y da paso a la comunicación con las entidades sagradas, además de ser considerado por algunas culturas un alimento para los dioses. Por lo que se considera que el copal tiene de hecho un símil con el maíz, ya que, así como el maíz alimenta a los hombres, el copal alimenta a los dioses.


Los árboles de los cuales se extrae la resina llamada copal varían de acuerdo a la región geográfica del país. Generalmente la región de la Cuenca del Alto Balsas y la Mixteca Poblana son sitios de extracción que proveen de copal a gran parte de la República Mexicana. En esta área se utilizan para extracción árboles silvestres de copal chino (Bursera bipinnata (DC.) Engl.), y en menor medida copal ancho (Bursera copallifera (DC.) Bullock). En la península de Yucatán se utilizan árboles silvestres de Pom (Protium copal (Schltdl. & Cham.) Engl.); todas estas especies pertenecen a la familia Burseraceae.

 

Otros elementos que contienen estos altares son las flores, las cuales adornan la ofrenda. En ocasiones con los pétalos se forman tapetes alrededor del altar y en las tumbas de los difuntos. En las ofrendas se pueden observar flores y pétalos de Cempoalxúchitl (Tagetes erecta L.), además de una diversidad de colores, olores y formas. También pueden encontrarse alcatraces (Zantedeschia aethiopica (L.) Spreng.), terciopelo (Celosia argentea L.), nube (Gypsophila paniculata Boiss.), pericón (Tagetes lucida Cav), begonias (Begonia sp.), rosas (Rosa sp.), palma camedora (Chamaedorea sp.), ocote (Pinus sp.), cañas (Saccharum officinarum) L., cocos (Cocos nucifera L.), hojas de platanillo (Heliconia sp.), hoja de khun (Ceratozamia sp.), hojas de plátano (Musa paradisiaca L.), crisantemos (Chrysanthemum morifolium Ramat), nardos (Polianthes tuberosa L.), helechos, mazorcas de maíz (Zea mays L.), bules (Lagenaria siceraria (Molina) Standl.), Bromelias (Bromelia spp.), carrizo (Arundo donax L.), gladolias (Gladiolus sp.), cacalosúchil (Plumeria rubra L.) y gran diversidad de orquídeas, principalmente del género Laelia. Todos estos elementos enmarcan y adornan las ofrendas a lo largo del país. También se ofrendan frutos como cítricos (Citrus spp.), coyoles (Acrocomia mexicana (Jacq.) Lodd. Ex Mart.), plátanos (macho, dominico, tabasco y manzano ) (Musa spp.), además de manzanas (Malus domestica L.), granadas (Punica granatum L.), guayabas (Psidium guajava L.), guajes (Leucaena esculenta (DC.) Benth.) y tejocotes (Crataegus mexicana Steud). 


Figura 3.  Ofrenda de muertos en una localidad del municipio de Tepalcingo, Morelos en la región
centro de México. Foto: Luis Sánchez Méndez



Estos altares constituyen una diversidad culinaria de alimentos regionales los cuales varían de acuerdo a la zona cultural. Algunos ejemplos son mole con guajolote o pollo, tortillas, diversidad de tamales envueltos en hojas de maíz o plátano. dulce de calabaza (Cucurbita moschata Duchesne), camote cocido (Ipomoea batatas (L.) Lam.), diversas figuras de pan de muerto, chocolate o chilate, atole, arroz con leche, aguardiente, cerveza, mezcal, refrescos, agua, sal y tabaco (Figura 3). 


Debido a esta gran diversidad de elementos, significados y especies que conforman las ofrendas, la tradición de Día de Muertos es considerada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. 


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Autores: Itzel Abad Fitz1, José Blancas Vázquez1, Alejandra Vázquez Lobo Yurén1 y Leonardo Beltrán Rodríguez2

1Centro de Investigación en Biodiversidad y Conservación, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Av. Universidad 1001, Colonia Chamilpa, C.P. 62209 Cuernavaca, Morelos, México

2Jardín Botánico–Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México, Tercer Circuito Exterior S/N, Ciudad Universitaria, C.P. 04510 Coyoacán, Ciudad de México, México


Coordinadora y editora: M. en D. Salma Gómez Ibarra

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Referencias 


Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Instituto Nacional de Antropología e Historia. 2003. La festividad indígena dedicada a los muertos en México. Obra maestra del patrimonio oral e intangible de la humanidad. 


Dupey, E., Pinzón, G. 2020. De olfato. Aproximaciones a los olores en la historia de México. Fondo de Cultura Económica. Instituto de investigaciones históricas de estudios mexicanos y entroamericanos. 


Licona, E., Castillo, Castillo, A., Brietzke, A. 2017. Territorio y redistribución de bienes ofrendados el día de Muertos en San Miguel Canoa, Puebla. Cuicuilco Revista de Ciencia Antropológicas. 69:208:228. 


Lona, N. 2012. Objects made of copal resin: a radiological analysis. Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana. 64(2):207-213.


Montúfar, A. 2019. Flores, ofrenda para los dioses y símbolo de renovación de la naturaleza. Mirada Antropológica. 18:92-115.


Ríos, I., Martínez, E. 2011. Mikailhuitl de Xoxogolan ("Día de Muertos de Xoxocotla"). En: Moyrata, L. Los pueblos nahuas de Morelos. Atlas etnográfico Tohuaxca, Togente lo nuestro, nuestra gente. Gobierno del estado de Morelos. Instituto Nacional de Antropología e Historia. 



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